Sobre el Nutri-Score

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El Nutri-Score, el sistema de etiquetado frontal de alimentos que quiere implantar España, está siendo muy polémico entre científicos y consumidores.

Hoy mismo publicaba el nutricionista de la General, Juan Revenga, el siguiente artículo en su blog: NutriScore: estos son mis principios, y si no te gustan tengo otros.

De esto, ha hablado más profundamente y con detalle en su otros artículo: Todo lo que necesitas saber sobre el Nutri-Score y nadie te contaba.

Y es que como decimos, ha sido un sistema que a pesar de lo que propugnan desde la AESAN de que «La elección de este sistema de etiquetado se debe a que cuenta con más apoyo por parte de científicos y especialistas en nutrición, de asociaciones de consumidores y, además, es más intuitivo para el consumidor. Asimismo, buena parte del sector de la alimentación ya ha anunciado su intención de adherirse.» La realidad, como refleja Juan y otros muchos nutricionistas y profesionales de la Salud, es que es un etiquetado que no sirve para aclarar al consumidor sus dudas y mejorar su toma de decisiones, pues tiene evidentes sesgos y conflictos de interés, y además, es muy benevolente con alimentos ultraprocesados y poco saludables.

Por esta benevolencia con la comida chatarra y los ultraprocesados, al menos en nuestra opinión, es por lo que este etiquetado frontal de alimentos, no es que sea poco interesable en términos de Salud Pública, sino que además resulta contraproducente, pues contradice muchas de las recomendaciones que venimos advirtiendo, son claves para prevenir las numerosas enfermedades no transmisibles que son una preocupante epidemia entre la población española, y nos alejan de unos adecuados Hábitos saludables.

La última incompetencia (pues Nutri-Score no sirve adecuadamente para informar de manera clara al consumidor sobre la salubridad de los alimentos) es su incapacidad para calificar como saludable un alimento tan relevante como el aceite de oliva virgen extra, que han tenido que indultar «a mano» como señalaban el otro día desde el Ministerio. Y es que este es uno de los problemas, cuando estas herramientas informativas se centran en el nutricionismo, y tienen en cuenta las calorías y el nutriente, de manera aislada y sin atender a lo saludable (cualitativamente) del alimento en su conjunto. Además de valorar los intereses de la industria, que son muchas veces incompatibles con los de la Salud.

Está patente en este etiquetado frontal, hasta donde llegan los tentáculos de las empresas alimentarias y multinacionales que venden los ultraprocesados (bebidas azucaradas, dulces y bollería…) que alimentan nuestro ambiente obesogénico. Ese mismo ambiente, que luego desde las mismas instituciones gubernamenteales se centran en combatir y erradicar: ¡Oigan! Quizá deberíamos plantear las cosas desde otro enfoque más práctico, educativo, saludable y coherente.

En definitiva, como defiende Juan Revenga: «Cada vez con más argumentos el NutriScore se nos muestra como una herramienta susceptible de ser trucada; incapaz de señalar indefectiblemente los alimentos de peor perfil nutricional; disfrazando muchos de estos productos con notas claramente positivas (el peor defecto que se puede poseer); y nuevamente incapaz de atribuir una nota positiva a ciertos alimentos perfectamente saludables.»

Este mismo sábado, hablábamos con José Fernández en Radio Chinchilla sobre el asunto. Os dejamos el Podcast con la intervención sobre el Nutri-Score, un tema candente, que todavía no está agotado y seguirá creando polémica.

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