¿Por qué escribo ensayos?

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Quizá esta pregunta debiera habérmela hecho antes de escribir tres ensayos diferentes. O al menos antes de emprender la aventura que supone crear una colección de ensayo como LAS Salud.

Aunque siempre ha estado presente en mis ensayos su intención reflexiva y crítica, acompañada de un tono divulgativo, a veces incluso, educativo. Es cierto que los motivos han variado, y especialmente después de escribir El ensayo divulgativo en Ciencias de la Salud, el segundo título de la colección, que verá la luz próximamente, puedo confirmar que cada ensayo, se adueña del mensaje y de lo que quiere decir, se tiñe con un tono único para procurar transmitir de la mejor manera posible esa reflexión crítica, y procura adornarla con la lucidez de la mejor poesía en prosa. Género, por cierto (el de la poesía) que hace bastante que no frecuento por culpa o mérito de estas pequeñas pruebas argumentativas, que son los ensayos.

Para Adorno, tal y como apunta en su celebérrimo El ensayo como forma, lo que caracteriza al ensayo es “su ausencia de método, su proceder metódicamente ametódico” y por lo tanto los conceptos no constituyen dentro de él un continuo operativo. “En vez de producir científicamente algo, o de crear algo artísticamente, el esfuerzo del ensayo refleja aún el ocio infantil, que se inflama sin escrúpulos con lo que ya otros han hecho”. El ensayo constituye pues para Adorno, y la mayoría de ensayistas, la forma crítica por excelencia en la expresión escrita.

No quiero entreteneros con la historia del ensayo, ni deambular por sus interesantes características, pues ya lo haré en el libro; de manera somera y superficial, por supuesto. Pues como suele ocurrir en los ensayos, no abordan el tema de manera exhaustiva ni profunda, como corresponde a otro tipo de textos, sino que son un corte profundo y conciso marcado por la subjetividad, la opinión y la óptica de quien escribe, que solamente se propone reflexionar sobre un aspecto particular: en mi caso, tengo especial predilección por temas de Salud y ecología.

¿Por qué escribir ensayos? Pues escribo ensayos quizá porque es uno de los géneros que mejor conjuga los intereses divulgativos y educativos a la hora de transmitir, mediante un lenguaje cercano y dialogal, dicha reflexión y contenido argumentativo.

Lo que nos lleva, profundizando un poco más en el ensayo, a preguntarnos si es posible combinar esas características propias del ensayo clásico, del ensayo literario, o la subjetividad y espontaneidad que concibiera Michel de Montaigne en sus essais, con la objetividad y el rigor que merece un texto divulgativo sobre Salud, amparado por el rigor de la ciencia.

Y esta cuestión es interesante, porque pese a que no pasarían muchos años, hasta que empiristas y científicos como Francis Bacon, apuntaran que sería deseable imprimirle un enfoque más objetivo y empírico a los ensayos, el ensayo como tal ha sido un cajón de sastre al que algunos le han puesto la etiqueta de no ficción, y ha amparado a todo tipo de textos en prosa no enmarcables bajo la novela u otro género, o simplemente por el hecho de que hicieran un discreto guiño a la reflexión. Acogiendo temas de todo tipo: filosóficos, políticos, literarios, sociológicos, científicos, religiosos… Así como muy diversos enfoques: ensayos críticos, periodísticos, satíricos, etc.

Y es que, aunque hay consenso en que el ensayo es apto para una gran diversidad temática, no está tan claro dónde empieza y acaba la frontera del ensayo. Para los humanistas y la gente de letras, un ensayo divulgativo abraza tanto la jerga científica, su objetividad y análisis estadístico, con sus fecundas citas y referencias, que no debería considerarse ensayo, sino un tratado académico o un trabajo divulgativo científico, o un informe. En cambio, y este ha sido el principal motivo que nos ha llevado a escribir el ensayo divulgativo en Ciencias de la Salud, considero, al igual que muchos escritores que han sido capaces de conjugar con maestría el ensayo y la divulgación científica, que esto no solamente es posible, sino que es deseable para transmitir adecuadamente el mensaje de la ciencia y procurar mejorar la salud de la población: a través del ensayo. Un ensayo dirigido a público general, un público culto, pero no especializado en la materia. Pues el ensayo, por su tono cercano, ameno y divertido, es ideal para conectar con el resto de la sociedad; esa sociedad que no frecuenta artículos científicos en inglés ni realiza búsquedas sistemáticas para ponerse al día sobre una cuestión, sino que lee libros: lee ensayos.

Pero claro, un ensayo, es subjetivo, es opinión, tienen muchos sesgos desde el punto de vista de la ciencia. No es objetivo, ni a veces contrastable ni reproducible, por lo que no es el texto ideal para comunicar la ciencia –dirán los científicos más ortodoxos– como sí pueda ser una buena revisión sistemática que ha pasado una revisión por pares, u otra publicación científica. Este pensamiento existe, y de hecho, es una crítica frecuente que se hace a la comunidad científica: que centrados en su trabajo, olvidan traducir y comunicar sus descubrimientos al resto de la sociedad. Para lo cual el ensayo, se nos antoja una gran herramienta, al igual que son los blogs, los artículos periodísticos, y otras revistas y medios de comunicación.

Quizá por todo esto sea por lo que escribo ensayos en la actualidad. Está genial investigar, hacer investigación primaria y seguir aprendiendo y trabajando con mis queridos compañeros de Red NuBE y otros científicos, y pienso seguir haciéndolo. Pero también hay que comunicar la ciencia al resto de la sociedad, al resto de lectores que no está familiarizado con el lenguaje de la ciencia, y además de radio, artículos en blogs, o incluso vídeos en YouTube, de momento, me quedo con el ensayo. Un ensayo divulgativo en Ciencias de la Salud que sea capaz de conjugar de manera adecuada la subjetividad necesaria para tratar la información, argumentos y reflexiones del texto, pero sin perder el rigor científico y la objetividad que debe residir en todas las recomendaciones sobre salud que realizamos. El toque personal y subjetivo, con el estilo literario de cada autor, será lo que aderece el mensaje argumentativo, que sin este toque, resultaría técnico y ambiguo en demasía. No sería atractivo, ni potable para el gran público. Somos conscientes de la complejidad que esto entraña, pero también de que el ensayo, al ser un género heterogéneo y que da cabida a diversas concepciones, temas y enfoques, por ello puede satisfacer las necesidades de muchos lectores, que busquen en cada libro, una reflexión y un debate diferente.

En este momento histórico, en el que ya no es tan frecuente la honestidad del escritor al tratar temas de salud, y han proliferado cantidad de vendedores de humo, con enormes y evidentes conflictos de interés (interesados en vender su método, sus suplementos, o su etiquetado frontal de alimentos), se hace más necesario que nunca, ensayos de calidad, críticos, que aporten las herramientas suficientes para educarnos íntegramente en materia de Salud, pues de lo contrario, estaremos al amparo de un libre mercado, que concibe la salud como el crecimiento ilimitado, a costa normalmente de la salud del planeta y de todo lo que se ponga por medio.

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