Ofelia

Ofelia. Diarios y cartas transoceánicas

Compartir

Os quiero anunciar la publicación de un nuevo libro muy especial: OFELIA. Un libro que narra la historia de amor de mi padre, y Ofelia.

Ofelia. Diarios y cartas transoceánicas: una historia de amor intercultural, es como tengo el placer y el orgullo de contar en el prólogo, una historia de amor:

No hay duda de que estamos ante una historia de amor. La historia de amor que vivieron Ofelia y mi padre. Una historia, de la que fui testigo y cómplice involuntario al principio; cómplice incondicional en definitiva.

Jamás escuché a nadie hablar mal de Ofelia, todo lo contrario. Y seguro estoy que quien lo hiciera –si alguien habló mal de ella alguna vez– no la conocía, o lo hacía desde el sesgo que imprime la envidia y la ignorancia.

Pues Ofe era -y sigue siendo- puro amor, paz, armonía y luz. Siempre sonrisa y alegría, optimismo –como bien declara entre la correspondencia que ahora podemos leer–, y bien conocemos los que gozamos de su compañía.

Un optimismo vital inherente a su ser, que definió su carácter y su bonhomía, o como yo digo su “belladumbre” pese a las inclemencias que pueden traer las tormentas de la vida; que de vez en cuando vienen, y no necesariamente me refiero a la muerte, que es un contrato que firmamos al nacer.

Prologar la mayoría de obras y libros constituye un placer y un orgullo. Pero en este caso, recordar de una manera tan especial la historia que formó parte de nuestra propia vida, el quehacer cotidiano que nos regaló Ofelia; esos correos y cartas transoceánicas desconocidos que revelan el sinvivir de sufrir el amor en la distancia, o el sabor del arroz con coco y patacones con salmón de los sábados (cuando yo todavía no profesaba el vegetarianismo). O leer de su propia pluma sus reflexiones, las reflexiones que suscitaron una migración hacia la península íbera. Dejando atrás a su familia, su patria, sus seres queridos: pero el amor sabemos que es más poderoso. Y acaba siendo el motivo de muchas de nuestras decisiones, al menos de las decisiones correctas.

Leer el libro para mí fue recordar todos esos años de dorada juventud, de adolescencia, de un pretérito casi perfecto. Esta vez, desde la perspectiva de dos personas tan amadas como mi padre, y Ofe.

No pretendo reseñar por completo la obra, ni desvelaros siquiera más contenido del que ya he hecho, por lo que solamente me resta concluir este artículo con el mayor agradecimiento que puedo, y este agradecimiento ha de ser doble.

Primero indudablemente a Ofelia, por regalarnos cada palabra, cada susurro, cada caricia impregnada con su amor y cariño, y por su paciencia y sabiduría. Y en segundo lugar a mi padre Luis Ángel Aguilar, por escribir y sacar a la luz un libro valiente y atrevido como este, que desvela la primigenia correspondencia del que posiblemente sería el amor de su vida.

¡GRACIAS!

Un comentario

  1. Me emociona saber que somos muchas las personas que aún a día de hoy, después de tantos años seguimos sintiéndonos acompañadas por su dulzura y su belleza interior. No hay duda que es porque ha sabido hacerlo muy bien, vivir y ayudar a vivir felices a otros. Vuela alto ofe siempre te recordamos con enorme cariño. Sonia Gruben

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *