La ciencia debe de ser la base que justifique las decisiones en el área de la salud, desde la medicina, la nutrición, a las ciencias del deporte.
Que el tratamiento sea bien conocido, estandarizado e invariable para cada persona y situación
sería lo ideal; pero el problema, además de que hay miles de factores que hacen imposible generalizar los tratamientos o las pautas de actuación (pasando por el sexo, la edad, el historial deportivo, farmacológico, patologías, preferencias alimenticias, aversiones y un larguísimo etc.) se le añade el hecho de que la ciencia no es invariable, sino que evoluciona.
Constantemente se publican nuevas investigaciones que echan por tierra premisas que hace unos años eran casi dogmas.
Esto crea la necesidad de que el profesional sanitario se recicle y forme constantemente, ya que desconocer un avance científico o un nuevo tratamiento que se ha visto más efectivo que el anterior, puede frenar la progresión en el tratamiento, y prolongar innecesariamente el tiempo de recuperación, o fracasar en sanarlo o conseguir nuestros objetivos de salud.
En el área de nutrición, al ser una ciencia joven, hay muchas áreas con poca investigación.
Y parte de los estudios, no contemplan todas las variables que debieran para llegar a las conclusiones que afirman, lo que en ocasiones crea confusión y otras complica que se obtenga un consenso unificado.
Por este motivo: por la falta de evidencia que justifique el consenso entre profesionales en muchas ocasiones, se hace necesario que cada especialista valore la situación de cada paciente y aplique su criterio de acuerdo con la evidencia actual, y sopesando los beneficios y los riesgos.
Esto en ocasiones desencadena que haya varios tratamientos eficaces, y la elección del tratamiento se supedite en muchos casos a preferencias personales del paciente o disponibilidad horaria por ejemplo.
Sí es cierto que es importante unificar criterios y posturas, y de hecho hay grandes trabajos de consenso y posicionamiento muy interesantes.
¿Dónde no buscar información de nutrición y dietética?
Pero creo que todavía es más importante la profesionalidad de los sanitarios, y el compromiso para con la población, pues en última instancia son ellos los que además de tener un papel importante como educadores, están en contacto con la gente, tienen la confianza de los pacientes, y deben seguir procurando que sea así.
De todas formas, la incursión de la industria, y las multinacionales o las farmacéuticas en la investigación científica y el claro conflicto de intereses que deriva de esta práctica, hace en muchas ocasiones que la población se desconcierte y pierda confianza en la ciencia. Unos dicen una cosa, y otros otra, y ya no saben a quién creer.
En medio de la incultura científica, se debe regular mucho el intrusismo de la industria y los lobbies en el ámbito de la salud pública, pues los intereses de estas multinacionales son económicos, y no mejorar la salud de las personas.
Estamos en una fase en la que la medicina basada en la evidencia ha sido secuestrada, y los oscuros intereses de estos «secuestradores» pueden tener consecuencias terribles en el futuro de la salud pública.
Un comentario