¿Tienes ya los nuevos propósitos de Año Nuevo?
Para más de uno y de una, el regalo de los Reyes Magos este año no habrá sido muy bien recibido: sobrepeso en forma de grasa, 230 de colesterol, un ligero aumento de la glucemia que ya roza la primera división, y el factor de riesgo quizá más preocupante y silencioso, el más gandul y complicado de corregir: el sedentarismo.
Pero, tranquilidad. ¡Qué no cunda el pánico! Que ya nos hemos propuesto apuntarnos al gimnasio, y hacer dieta. Aunque ahora con los Reyes…, mejor empezamos el lunes…
Esto suele ser un círculo vicioso para mucha gente que no tiene unos buenos hábitos alimentarios, van dando tumbos de una dieta a otra, ganando y perdiendo peso (cada vez más) y poniendo en riesgo su salud. Sin comprender que la clave no está en ninguna dieta mágica, ni en ningún método de entrenamiento novedoso, sino en ellos. En la capacidad para ir asumiendo hábitos saludables progresivamente, y mantenerlos.
Está en vuestra mano continuar como hasta ahora, o empezar a concienciaros poco a poco. Sin necesidad de obsesionarse ni mucho menos, pero tampoco abandonarse o descuidarse porque la salud es algo que depende completamente de nosotros.
Los alimentos más sanos casi no aparecen por la tele, ni se venden con sugerentes y grasientas patatas fritas. Suelen crecer de la tierra, y no están gravemente procesados; todavía podemos llamarlos alimentos, no como otras cosas, que personalmente no me atrevo a calificar con el mismo sustantivo.
Con la actividad física ocurre tres cuartos de lo mismo. Hay que escoger el ejercicio más adecuado a nuestras características y nuestros objetivos, y muchas veces no tenemos en cuenta todos los factores o toda la información al respecto para elegir el tipo de actividad más adecuado.
