La actual crisis muncial de Salud provocada por el coronavirus, ha puesto en jaque el modelo tradicional de publicación en el que se basaba la ciencia hasta hoy.
El modelo de las revistas científicas tradicionales, revisado por pares, suele postponer la publicación a un par de meses (si no hay muchos imprevistos). Pero esta crisis sanitaria ha puesto de manifiesto, lo que muchos científicos y pensadores veníamos diciendo, el viejo sistema de publicación y difusión de la ciencia, ha quedado obsoleto, y no sirve para responder las preguntas que necesitan una respuesta urgente, y de la que dependen miles de vidas humanas. Además de otros muchos inconvenientes que presenta el modelo tradicional, como el fenómeno de publica o muere, que fomenta a los científicos a publicar y llena las revistas de investigaciones redundantes o de poca calidad. Así como otros muchos conflictos de interés inherentes al viejo sistema y bastante conocidos.
Javier Salas relata que «La ciencia tiene sus tiempos, mucho más reposados de lo que demanda una pandemia global. Pero todo eso ha saltado por los aires. En medio de la incertidumbre, ciudadanos, gobernantes y sanitarios demandan certezas inmediatas: qué funciona, qué no, qué nos protege, qué nos perjudica.» En su artículo sepultados bajo la mayor avalancha de estudios científicos. Publicado ayer, 5 de mayo de 2020.
Y es que es genial que la ciencia responda rápido y eficazmente a los nuevos problemas y retos, pero hay que hacerlo garantizando una buena metodología, que asegure que los datos, conclusiones y recomendaciones son veraces y basados en la evidencia. Evidencia de calidad, pues de lo contrario, el remedio puede ser mucho peor que la enfermedad.
La avalancha de publicaciones, 700 artículos al día sobre coronavirus, 20.000 en los últimos 3 meses, pone de manifiesto que se puede adaptar el ritmo de publicación y la creación de conocimiento a las necesidades de la sociedad. Pero más que la cantidad, insistimos, lo importante es la calidad, su validez interna. Esto ha puesto sobre la mesa también la imperiosa necesidad de que los artículos estén disponibles en formato abierto, y la mayoría de las editoriales y revistas científicas que ofrecían sus artículos de pago, los han desbloqueado para permitir una mejor difusión y práctica clínica. Esta vez por motivos éticos evidentes, pero es que la amplia difusión siempre ha sido un principio de la ciencia, y limitar su acceso, de la manera que sea, va contra sus pilares fundamentales.
En palabras de Joaquín Sevilla, Alberto Nájera y Juan Ignacio Pérez:
La pregunta de si nos encontramos ante un nuevo paradigma no tiene una respuesta fácil. Pero no debemos descartar que la situación actual alumbre un nuevo modelo de comunicación de los resultados de la investigación. Más de una vez ha ocurrido a lo largo de la historia que un sistema débil ha perdurado en el tiempo, por inercia, en tanto no ha habido amenazas exteriores que forzasen su transformación o sustitución. Podemos estar en una coyuntura similar. Es posible que la gran cantidad de información generada con motivo de la pandemia sea la amenaza que acabe propiciando la transformación del sistema de publicaciones científicas. Su crisis sería por tanto, la antesala de un nuevo sistema.
The conversation. Virus en el sistema de publicaciones científicas. 3 de Mayo de 2020.