Los sustitutivos de las comidas son alimentos diseñados para reemplazar una comida o ingesta, pero con un aporte reducido en calorías, y un perfil nutricional pensado para evitar desequilibrios nutricionales (1).
En un origen se pensaron para la tercera edad y personas con deficiencias nutricionales, pero posteriormente, se ha expandido su uso para la pérdida y el control del peso.
No hay que confundir los sustitutivos de comida con los suplementos alimenticios; en palabras de Julián Álvarez:
«En general, desde un punto de vista práctico, podemos encontrar que hoy en día se
utilizan/consideran como suplementos:
•Combinaciones de aislados de macronutrientes:
oHidratos de Carbono, que se extraen de cereales, frutas, legumbres y lácteos.
oProteínas, que se extraen de la leche, el huevo o la soja.
oAceites, obtenidos de los vegetales y de los pescados.
•Concentrados de micronutrientes: Vitaminas, Minerales, Aminoácidos, Ácidos Grasos Esenciales,… también obtenidos desde las mismas fuentes que los alimentos de consumo habitual.
•Compuestos de extractos de hierbas, que generalmente tratan de aprovechar algunas propiedades o características de los fitonutrientes/fitoquímicos al tiempo que aportan pocas calorías.»
Algunos de estos complementos, se pueden entender como ayudas ergogénicas o ergonutricionales pues ayudan a mejorar el rendimiento deportivo.
El trabajo de Julián Álvarez es muy interesante pues nos muestra una reflexión sobre las diferentes argumentaciones a favor y en contra del uso de suplementos. Pero volvamos a los sustitutivos de comida.
El objetivo principal de los sustitutivos de comida es garantizar un déficit energético que permita perder peso de una manera saludable y supervisada siempre por un profesional.
Quedan enmarcados estos alimentos en la Directiva 96/8/CE y en el R.D. 1430/1997. Normativa que distingue dos tipos de sustitutivos:
- Alimentos presentados como sustitutivos de la dieta completa.
- Alimentos presentados como sustitutivos de una o varias comidas de la dieta diaria.
Las normativas recogen también aspectos que deben aparecer en el etiquetado, como su valor nutricional por cada 100 g de producto, la importancia de ingerir líquidos, o las instrucciones de preparación si requieren, entre otros (1).
Energía
En cuanto a la energía, los sustitutivos de las comidas deben aportar entre 200 y 400 kcal por comida.
Proteínas
Debe aportar entre el 25 y el 50% de las calorías procedente de la proteína. Es decir, entre 12,5 y 25 g de proteínas por ingesta.
Grasas
Las grasas no deben superar el 30% del valor energético total del producto. Y debe contener al menos 1g de ácido linoléico por ingesta.
Las vitaminas y minerales también se regulan en la legislación como podemos apreciar a continuación.
Los sustitutivos de alimentos han tomado tradicionalmente forma de barritas, galletas, batidos y otros productos de fácil preparación, pero el ingenio de la industria alimentaria y la demanda de nuevos productos, sabores y beneficios para la salud por parte del consumidor, ha propiciado que este sector aumente la oferta de productos.
A modo de conclución, me gustaría recordar que estos productos no ofrecen los mismos beneficios que ingerir los alimentos.
Ya que la interacción de los nutrientes del alimento ofrece una respuesta diferente en el organismo que tomar un sustitutivo.
Este mismo efecto es extrapolable a los suplementos. Por lo que no hay que ingerir estos productos sin supervisión de un profesional cualificado.
Bibliografía
1. Libro blanco de los sustitutivos de comida. 2008.
2. Problemas éticos en el uso de suplementos nutricionales. Julián Álvarez García.