PRESCRIPCIÓN DE EJERCICIO FÍSICO EN PERSONAS MAYORES

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El sedentarismo es el principal factor de riesgo modificable sobre el que podemos incidir para mejorar la salud de las personas.

La actividad física puede mejorar la salud cardiovascular, reducir el riesgo de caídas, mejorar la función cognitiva y prevenir el deterioro cognitivo y la demencia.

También puede aumentar la capacidad funcional, y también están surgiendo trabajos prometedores que encuentran una reducción del riesgo de la depresión y la ansiedad.

En una reciente revisión se ha puesto de manifiesto la magnitud de esta inactividad física, y la necesidad de trabajar la fuerza y el equilibrio en esta población.

En esta línea, muchos investigadores han subrayado la necesidad de implementar programas de ejercicio físico multicomponente (que implique la fuerza, la resistencia, el equilibrio y la flexibilidad) para mejorar el estado de salud y la calidad de vida de las personas durante el mayor tiempo posible y evitando al máximo el riesgo de caídas y de padecer cualquier enfermedad.

También se ha demostrado que el ejercicio disminuye el tiempo de recuperación tras muchas patologías, pero, ¿por qué no se utiliza adecuadamente?

 

Actividad física en la tercera edad

Aproximadamente, la mitad de la población mayor de 60 años es sedentaria.

Algunos de ellos todavía piensan que el ejercicio físico es dañino, o puede ocasionarles algún problema.

Y aunque no todos piensan así, es cierto que se podría fomentar la actividad física entre nuestros mayores implementando programas específicos para aumentar la actividad física, y que poco a poco esta visión pesimista se convierta en la excepción.

 

 

Beneficios de la actividad física bien planificada y prevención de caídas

 

El principal riesgo de caídas es la pérdida de la capacidad funcional de reserva.

Para una persona mayor desentrenada, el simple esfuerzo de levantarse de la cama, o de la silla, puede suponer un esfuerzo tan grande, que apenas pueda realizarlo una sola vez sin descansar. Esto implica, que para las labores de la vida diaria se van agotando progresivamente hasta que no pueden realizar la tarea requerida, y eso desemboca en la caída. Por lo tanto, una parte importante del ejercicio físico irá destinado a este fin: mejorar la forma física global, para que puedan responder con facilidad a los retos que se encuentran a diario. Hace falta una buena valoración y la prescripción de un programa de ejercicio multicomponente.

No estamos entrenando a deportistas de élite, pero hemos de entender, que el sedentarismo hace que actividades tan triviales como cruzar un paso de cebra, suponen en muchos casos un reto tan grande para las personas mayores, que les puede hacer desistir. Y esto conlleva a un ciclo vicioso de sedentarismo que paulatinamente cronifica la pérdida de capacidad funcional, hasta el punto de crear dependencia, aumentar el riesgo de caídas y por supuesto incrementar el riesgo de parecer enfermedades cardiovasculares e inflamatorias como la diabetes, la obesidad o el síndrome metabólico.

Podría poner un sinfín de enfermedades que mejoran con el ejercicio físico bien planificado.

Podría enumerar muchísimas enfermedades como la depresión, la osteoporosis, el cáncer, enfermedades gastrointestinales o autoinmunes o enfermedades degenerativas como el párkinson para las cuales el ejercicio físico un factor protector y previene la evolución o la aparición de la enfermedad. Pero en esta ocasión no lo haré.

Es competencia de cada profesional proporcionar el mejor tratamiento (incluyendo el preventivo) para cada paciente o grupo poblacional; y así mismo es competencia de las instituciones sanitarias legislar para favorecer la consecución de estos objetivos. Por lo que hay que seguir haciéndonos oír.

Hay que seguir hasta que haya una unidad de actividad física en cada centro de ancianos, en cada residencia, y en cada hospital. Porque sabemos que es el mejor tratamiento y la mejor forma de prevenir no una, sino muchas enfermedades innecesarias.

 

Luis Nutricionista

Gimnasios en los hospitales

Sinceramente, no entiendo cómo no hay ya una unidad de Actividad Física en cada Hospital y Centro de Salud. Seguramente, en cuestión de menos de una década (espero que no tardemos tanto) la clase política se rinda a la evidencia, pero de momento, toca seguir haciendo ruido.

Cada uno desde su ámbito, cada profesional desde su campo, cada paciente desde cada oportunidad que tenga. No puede ser que nos deriven al ámbito privado.

«Hay que seguir hasta que haya una unidad de actividad física en cada centro de ancianos, en cada residencia, y en cada hospital. Porque sabemos que es el mejor tratamiento y la mejor forma de prevenir no una, sino muchas enfermedades innecesarias.»

Conclusión

Cada día se hace más evidente la necesidad de incluir programas de actividad física en la tercera edad.

¿Cuánto estás dispuesto a esperar para que se prescriba ejercicio de manera adecuada y a todos los niveles?

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